Mientras crecía en soledad, la vida me enseño a escudarme de
todo aquel sentimiento que hace sufrir, nunca demuestres lo que sientes, nunca
sabes que vas a recibir, no llores, por lo menos no delante de los demás.
Aprendí que si te caes te levantas sin quejarte, y si duele
pues a secarme las lágrimas y seguir, aprendí
a apreciar mi soledad y mi tiempo libre,
a amar ese largo tiempo a solas leyendo libros y pasando el rato conmigo
misma.
Lo que me enseño la vida es que ser fuerte no es una opción para
mí, es simplemente una obligación…
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